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Imagen: Alicia Framis, ¿Es mi cuerpo público? Is my body public?, 2018 - Cortesía Galería Juana de Aizpuru

En esta exposición Alicia Framis (Barcelona 1967, España) presenta dos nuevos proyectos.

¿Es mi cuerpo público? analiza los derechos de las mujeres en la sociedad actual y cuestiona hasta qué punto nuestros cuerpos pertenecen al ámbito público o privado. La instalación puede verse como una llamada a la acción, a la protesta y a la reflexión. Con La Habitación de los Cambios, Framis piensa en formas innovadoras de utilizar la tecnología para unir y crear un entendimiento entre las personas.

¿Es mi cuerpo público? es una nueva colección de quince vestidos en los cuales Framis explora los límites de lo privado y lo público. Realizados en tela de tul, la estética de los vestidos se asemeja a la de la lencería, un material generalmente asociado con el ámbito privado. Pero al mismo tiempo, son pancartas para manifestaciones utilizadas como tales. Los vestidos llevan bordado el mensaje ¿Es mi cuerpo público? en 15 idiomas diferentes para reflejar el problema al que se enfrentan las mujeres en todo el mundo.

Framis cuestiona lo que es público y lo que todavía sigue siendo privado en el mundo actual. Los temas de privacidad y política corporal que Framis pone en evidencia en este trabajo adquieren un significado diferente y más específico cuando se trata de mujeres.

A las mujeres en muchos países del mundo aun se les impide tomar decisiones que afectan a su cuerpo, como aquellos en los que las mujeres tienen que obedecer ciertas reglas o códigos para vestirse. Al mismo tiempo, los cuerpos, las apariencias y la manera de vestirse de las mujeres parece ser un tema que el público, en particular los hombres, creen que pueden comentar o criticar públicamente como quieran, por ejemplo, hostigando a las mujeres en las calles. Los cuerpos de las mujeres en estos casos parecen ser vistos como propiedad pública.

En muchos lugares del mundo, las mujeres no pueden someterse a abortos legales y seguros, y en aquellos donde si es posible, las mujeres son criticadas por hacerlo. De nuevo otros, a menudo hombres, están decidiendo sobre los cuerpos de las mujeres y sus derechos sexuales y reproductivos. Los vestidos son una herramienta para que las mujeres exploren formas diferentes y lúdicas de manifestarse por cuestiones importantes, como el sexismo (sistemático).

Para Alicia Framis, la activa participación del público y la interacción entre las personas es un ámbito que ha estado investigando desde el comienzo de su carrera artística, en los años noventa. Las relaciones sociales son un factor definitorio en el trabajo de Alicia Framis, también aplicable a La Habitación de los Cambios que se convierte literalmente en una obra cuando dos personas entran y se abrazan. Esta interacción no verbal entre dos personas, esta conexión física que hacen, crea un juego de luces único. Cada abrazo o contacto dará lugar a un juego de luces diferente, con una intensidad y una duración distinta. Las energías de las personas hacen que la instalación se ilumine y cobre vida. Una vez que las personas abandonan la habitación, el trabajo desaparece y está abierto a nuevas interpretaciones, nuevas energías y conexiones entre otras personas diferentes.

Con La Habitación de los Cambios, Framis quiere fomentar el contacto humano en un mundo en el que la comunicación digital reemplaza cada vez más este contacto. Invita a la gente a abrazar no solo a aquellos a quienes conocemos, sino también a abrazar al "otro". Destinada a vincular a personas de diferentes procedencias y puntos de vista morales, religiosos y políticos, esta instalación refleja no solo los cambios tecnológicos en nuestra sociedad actual, sino también los sociales y políticos. Busca formas de transmitir emoción a través de la tecnología. Entrar en esta habitación es como vencer un miedo, un miedo a lo desconocido. Entrar en su interior permite al público cambiar la arquitectura física de la habitación y su propia arquitectura mental del mundo.

Nina Svenson